Para mí cada especia tiene su filosofía, su lógica. En la elaboración de los platos siempre surge la incógnita del dónde y el porqué; una incógnita que solo se despeja con una perfecta Matemática de las Especias.

Cada receta es un algoritmo de ingredientes en el que se conjugan los recuerdos de mi infancia y las evocaciones de la cocina de mi madre con los aromas y sabores de la comida callejera y todo lo vivido en mi recorrido por el mundo.

Partiendo siempre de un producto de primera calidad, busco en todo momento el punto exacto en el que el binomio, producto y especias, da su mejor resultado y alcanza la perfecta armonía, ese punto mágico en el que surge el romance entre ambos elementos y entonces la ecuación queda resuelta.

Esta es mi pasión y mi misión:
lograr que la Matemática de las Especias encienda la llama del amor en mi cocina.